A propósito de los cinco libros que más disfruté el 2022
Los libros nos permiten construir un refugio para escapar un rato de la realidad, ¡y vaya que eso ha sido saludable durante el accidentado 2022! Aquí les comparto los cinco libros que más disfruté, con cierto sentimiento de culpa por mi ingratitud con otros grandes libros que me acompañaron durante el año que pasó.
Faltas. Letters to Everyone in My Hometown Who Isn’t My Rapist, de Cecilia Gentili. Un relato brutal. La autora tiene claro que no puede hacer las paces con su pasado, pero nos invita a conocer su vida mientras va intentando ajustar las cuentas pendientes de su infancia y adolescencia como una mujer trans en un pequeño pueblo argentino, del cual escapó hace muchos años para empezar de cero en Estados Unidos. El libro está escrito a través de cartas a personas que fueron relevantes en esos primeros años de vida, y el conjunto permite tener una imagen clara de lo vivido: las trampas del abuso y la crueldad en sus múltiples facetas, los mecanismos precarios de sobrevivencia, la ternura como salvavidas en un naufragio inminente. Podría tratarse de un libro muy denso, pero Gentili logra un relato ágil y con chispazos de humor, con la maestría de quien ha decidido ser dueña de su propia historia y el talento de una escritora innata. Ojalá que pronto pueda salir una versión en español.
Donde cantan las ballenas, de Sara Jaramillo. «Algunas cosas cambian, aunque lo que más cambia, en realidad, es nuestra forma de mirarlas». La autora colombiana conmovió con su primera novela Cómo maté a mi padre, un relato de autoficción sobre el duelo, la memoria, y la ausencia a raíz del asesinato de su papá cuando era niña. En este segundo libro vuelve a la mirada de niña, pero con una propuesta radicalmente distinta. Lejos de acomodarse en el realismo y la experiencia personal, que le trajo gran reconocimiento con su primer libro, Jaramillo ofrece una ficción anclada en la tradición latinoamericana de lo real maravilloso. El resultado es un placer para los sentidos. Se trata de una historia llena de música, sonidos y texturas, con personajes tan disparatados como entrañables.
Mañana, las ratas, de José Adolph. Una distopía escrita en 1977, imaginando una Lima de 2034, la cual termina compartiendo muchos elementos que caracterizan a nuestra ciudad en el 2023. Son las paradojas de la fantasía. Al terminar el libro uno entiende por qué se trata de una obra de culto y extraña que no haya sido este el primero de una saga de libros que permitiese explorar más el universo creado. Hasta se puede imaginar una exitosa y adictiva serie de Netflix construida con base en esta historia. Muy refrescante leer a un autor peruano de ciencia ficción, tomando en cuenta que somos un país con una tradición literaria que pareciera estar rígidamente anclada en el realismo.
Soy una tonta por quererte, de Camila Sosa. La autora vuelve con la misma energía de Las Malas, la obra que la presentó como una de las voces más originales de la literatura latinoamericana actual. Sosa sale del Parque Sarmiento de su primera novela y nos muestra que es capaz de construir con maestría diversas realidades y vivencias. Así, la “mirada trans” no se agota en la experiencia personal, sino que permite construir diversos universos a lo largo de los nueve relatos que conforman este libro, construyendo fantasía donde otros verían solo marginalidad. Especial mención merece el cuento que presta el título al libro, y que nos ofrece a la maravillosa cantante Billie Holiday como uno de sus personajes.
Corazón que ríe, corazón que llora, de Maryse Condé. Guadalupe es una isla con menos de medio millón de habitantes en el Caribe, la cual se mantiene como colonia francesa hasta el día de hoy. La autora cuenta su infancia y adolescencia en la isla, con recuerdos ligeros propios de esa etapa de la vida, pero acompañados de temas complejos como el racismo, el clasismo, y el colonialismo. Hay un esfuerzo sincero por relatar estos pasajes siendo fiel a la inocencia con los que fueron vividos, evitando la tentación de editorializar sobre ellos, preservando así el atractivo narrativo de la historia. En una entrevista con el diario El País, Condé señala que: “La literatura me lo ha enseñado todo sobre las diferencias y la igualdad. Es un lazo entre los seres humanos. Es un sueño que puede llevarte a la revolución o a la simple contemplación de la belleza. Pero, por encima de todo, la literatura es una herramienta de comprensión. Nos ayuda a entender el mundo”. Esta mirada sobre la literatura está impregnada en cada página de Corazón que ríe, corazón que llora.
Termino esta lista con un consejo vinculado a la lectura: desinstalen las aplicaciones de Twitter y de Facebook, ganarán tiempo en sus vidas y memoria en sus celulares. Ese tiempo puede ser usado para leer más libros, y la memoria para instalar la aplicación de Goodreads, una red social para lectores donde podrán establecer una meta de lectura para el año, curiosear qué leen sus amigos, revisar reseñas, etcétera. Aunque suene paradójico, una app los ayudará a leer más.
Feliz 2023. Que sea un año lleno de lecturas maravillosas.
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Me pongo verde como una capiguara de envidia pues el uniquísimo libro que conozco de los arriba comentados es el de Adolph!
Bienaventurados los que pueden ver a Dios!