¿Ellos no son nuestros vecinos?


Reflexiones sobre las campañas municipales días antes de la elección 


Cerca de un millón de venezolanos desplazados por la dictadura y falta de oportunidades en su país viven en nuestra ciudad. Muchos de ellos son profesionales con trabajos precarizados por las barreras que se ponen en el mercado laboral. ¿Ellos no son vecinos de Lima?

Uno de cada tres menores de edad de nuestra ciudad sufre algún problema de salud mental asociado a la pandemia. Los seguros privados de salud no cubren la mayoría de los servicios y, pese a los notables esfuerzos de la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud, sus servicios no son suficientes para atender a ese número de pacientes. ¿Ellos no son vecinos de Lima?

En todo el Perú solo existe un centro de detención para menores de edad infractoras de la ley penal. Todas las infractoras en el país vienen a Lima a Santa Margarita, que es el “Maranguita” para mujeres. Varias de ellas están por parricidio, aunque, si uno revisa los expedientes, algunos de ellos parecieran casos de legítima defensa ante el abuso. Están allí olvidadas por la sociedad, viendo el tiempo pasar. ¿Ellas no son vecinas de Lima?

Hay mujeres trans que, para sobrevivir, realizan trabajo sexual en el Cercado de Lima. Desde hace semanas vienen denunciando a una banda de extorsionadores que les cobran cupo. Viven recibiendo amenazas y mensajes de muerte. El Serenazgo no les brinda seguridad, solo las reprime. ¿Ellas no son vecinas de Lima? 

A inicios de la pandemia se reveló que cerca de seis mil adultos mayores vivían en condiciones de indigencia en las calles de Lima. Nadie los busca. El poco tiempo que les queda por delante se avizora cruel. ¿Ellos no son vecinos de Lima?

Y, mientras tanto, la campaña va. Como muchas antes y como muchas campañas después. Monorriel, metro, tren, teleférico agua para todos, inseguridad para nadie, semáforos inteligentes en una ciudad inteligente. Ambulantes formalizados, mercados remodelados, todo arco de fútbol de toda loza deportiva con su respectiva red. Anillo vial, vía expresa, paso a desnivel, bypass, al centro en 15 minutos, en 5 minutos, en cuestión de segundos. En un abrir y cerrar de ojos. Calles silenciosas, limpias, verdes, verdísimas. Un bosque en el desierto con cientos de escaleras hasta el cielo. Desde el primer día, en el primer mes, en los primeros cien días, antes de terminar el mandato.

La imaginación, y solo la imaginación, al poder.

¿Y si se calman un poco? Podrían bajarle la música a los TikTok y escuchar. O mejor aún, mirar. Un buen primer paso para cambiar la ciudad de verdad podría ser mirar a sus vecinos. A todos sus vecinos.


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1 comentario

  1. Adela Barrio Tarnawiecki

    Saliendo de nuestras burbujas en cada semáforo vemos a esos vecinos, no sólo venezolanos y duele. Si bien el desamparo y la indigencia no es monopolio del Perú, esta es nuestra realidad y si, también nuestra responsabilidad.

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