El extractivismo urbano en el Perú


Un nuevo ejemplo de una vía expresa al caos



Manuel GLAVEes economista e investigador principal del Grupo de Análisis para el Desarrollo-GRADE, y profesor principal del departamento de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Es doctor en Economía por la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Entre sus investigaciones destacan las realizadas sobre sistemas de producción campesina en ecosistemas de montaña, participación comunal en áreas naturales protegidas y valoración económica de la diversidad biológica y los servicios ambientales. Ha sido presidente del Seminario Permanente de Investigación Agraria (SEPIA) y, con Juana Kuramoto, coordinador nacional del proyecto Minería, Minerales y Desarrollo Sostenible (MMSD). También ha sido presidente de la Federación Peruana de Ajedrez.


Una de las principales características del reciente boom de crecimiento que gozó el Perú en los primeros quince años del presente siglo ha sido, sin lugar a dudas, la promoción de inversiones de gran envergadura que, al mismo tiempo que generan empleo, ingresos y aumento del bienestar material, también traen impactos ambientales y sociales no deseados. La poca capacidad de planificación con un adecuado enfoque territorial, ecosistémico, multisectorial y con adecuados mecanismos de participación ciudadana es marca registrada del Perú. 

Seguramente muchas y muchos de ustedes ya estarán pensando en los múltiples casos de proyectos extractivos en el país, como son los emblemáticos ejemplos de Yanacocha, Antamina, Camisea, Las Bambas o el eterno intento por sacar adelante el proyecto Tia María en el Valle del Tambo en Arequipa, por citar los más conocidos. Pero, al mismo tiempo, el extractivismo también llegó a las grandes ciudades. En casa acostumbrábamos a comentar cómo las industrias extractivas habían invadido nuestros barrios en los distritos de clase media limeña durante el boom de la construcción de la primera década del siglo, ciertamente violando todos los criterios de zonificación y sin contar con mecanismos de consulta o participación vecinal, al extremo de que un vecino ni siquiera podía caminar por la vereda de su cuadra. 

Un reciente caso donde se vuelve a poner a prueba la institucionalidad pública para tomar decisiones estratégicas e inteligentes sobre nuestro paisaje urbano es el proyecto de la vía expresa Santa Rosa en el Callao. Como muchas y muchos saben, este es un proyecto del Ministerio de Transportes que busca conectar de manera rápida y expresa el circuito de playas de la Costa Verde con el nuevo terminal del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. Se trata de un viaducto elevado de 4 kilómetros sobre las avenidas Santa Rosa y Juan Pablo II, pasando por encima de casi medio millón de personas en los distritos de Callao Cercado, Bellavista y La Perla. Ciertamente, para todos quienes hoy usamos el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez es una tortura trasladarse hacia y desde él con enormes costos de tiempo y clara afectación a nuestra salud mental. Se espera que la vía expresa Santa Rosa resuelva parte de esta enorme dificultad para acceder y salir del aeropuerto. 

Sin embargo, hay muchos elementos que están siendo descuidados y no siendo discutidos adecuadamente o que, en su defecto, están siendo tratados de manera parcial o anecdótica. Por ejemplo, el reclamo de algún funcionario del Callao para que el aeropuerto permita promover el turismo hacia la provincia constitucional o, subliminalmente, la percepción de que el Callao es simplemente el barrio residencial de La Punta más un conjunto de barracones, desconociendo la vida cotidiana de miles de hogares, miles de estudiantes universitarios, centenares de servicios y comercios que no tienen nada que ver con la delincuencia y la inseguridad ciudadana. 

En la actualidad, el proyecto de la vía expresa Santa Rosa está por iniciar el proceso de presentación del estudio de impacto ambiental semidetallado en audiencias públicas desde el próximo mes de octubre y ya se han constituido una serie de colectivos ciudadanos que lo rechazan. En particular, dos colectivos: El Callao le dice no a la vía expresa Santa Rosa y Los defensores de la Alameda Santa Rosa y Juan Pablo II. Ambos se han organizado conjuntamente con un equipo de profesionales chalacos que reclaman que este proyecto no responde a ningún instrumento de planificación de la política pública vigente en el Perú. Por ejemplo, al Plan de Desarrollo Metropolitano del Callao al 2040 o al Plan de Infraestructura Sostenible para la Competitividad recientemente aprobado por el Ministerio de Economía y Finanzas, e incluso los planes multianuales de inversión del Ministerio de Transportes y Comunicaciones. 

Es realmente increíble que la vía expresa Santa Rosa no formule cuál es el problema público que quiere resolver. No pareciera ser que el problema público sea uno que ataña a los pobladores de los distritos de Callao Cercado, La Perla y Bellavista. Adicionalmente, los representantes de la empresa Lima Airport Partners han manifestado públicamente que lo que el nuevo terminal del aeropuerto requiere es el puente Santa Rosa y no han manifestado ninguna opinión respecto a la necesidad del viaducto elevado que propone la vía expresa Santa Rosa. 

Dos puntos finales. Es cuestión de poner en la balanza la alternativa de la vía expresa versus promover inversiones que resuelvan el problema del transporte público. Sabemos que menos del 15 % de los ciudadanos de Lima Metropolitana transitan en autos particulares: esta vía expresa resuelve el problema de ese menos del 15 % de nuestra ciudad. En segundo lugar, el diseño de la vía expresa ciertamente enfrentará un problema: un cuello de botella para poder regresar a la Costa Verde en la medida que, como todos los que hemos usado esta avenida para ir y salir del aeropuerto, el espacio disponible para estos tres o cuatro carriles se reduce a uno al momento de ingresar al borde del litoral.

Por todo ello, considero que es importante promover espacios de diálogo y debate con información y con adecuada participación de la población de estos distritos para aprender a tomar una decisión concertada, sensata e inteligente y, en el caso de que se promueva una inversión de estas características, qué tipo de compensaciones o mitigación se hará con la población afectada. El extractivismo no solamente llega a las comunidades indígenas de la Amazonía o a las poblaciones agropastoriles de los Andes. El extractivismo como forma de operar, como forma de extraer renta, como forma de invertir sin tomar en consideración los impactos que genera una inversión de gran escala, también llega a las grandes urbes. La vía expresa Santa Rosa podrá reducir el tiempo para este 10 o 15 % de ciudadanos de Lima que usamos vehículos particulares, pero en el camino generará costos para cientos de miles de pobladores, incluyendo 15.000 estudiantes universitarios de la Universidad Nacional del Callao y miles de escolares en más de 30 centros de educación en este tramo. Una vez más, el dilema de la inversión y el crecimiento frente a la sostenibilidad y la participación ciudadana no forma parte de ninguno de estos instrumentos de planificación.


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3 comentarios

  1. Rafael T.

    El vía ducto está pensado para gente de los otros 40 distritos, no para los que viven en la perla ni callao, …la referencia a algo tan insignificante como la punta ya es el tipico complejo de inferioridad

    El «extractivismo» llegó a o. que habla este comunista ideologizado????? Tanto título rimbombante pero es incapaz de pensar lo elemental Te explico así como tus padres jorobaron al barrio durante meses el día que construyeron su casa hace 50 años, los propietarios actuales de predios vecinos también tienen derecho de construir sobre su propiedad. O para que te sea mas fácil, la constructora del departamento en que vives también jorobo al barrio, y lo vienen jorobando desde que se inició la construcción en la ciudad, o sea con los españoles o las culturas previas jajaj. O es que la ideología que te carcome no te deja entender que es propiedad privada ni igualdad de derechos para todos???????

  2. HORACIO NUÑEZ

    Muy interesante opinión y sustento, algunos urbanistas deberíamos considerarla como base de un planteamiento alternativo. En cuanto al modelo extractivista, la evidencia económica e histórica de externalizar costos e impactos no tiene límites. Finalmente, con respecto a la participación, nuestra precaria institucionalidad desconoce su valor y relativisa su importancia. Gracias por el nutrivo extracto!!

  3. Yina Rivera

    Provías Nacional quiere imponer la construcción de un viaducto elevado sin haber evaluado ninguna otra alternativa, no se puede derrochar 1700 millones de soles (inició con 800 millones y ya duplicó su valor) en una obra que no traerá solución y que fue aprobada irregularmente. Es vergonzoso que el gerente del proyecto de la PMO Vías/Francia pretenda seguir adelante con esta construcción tan perjudicial para el Callao, Lima y todo aquel que use el aeropuerto, ciertamente se trata de una caso de extractivismo urbano como señala el profesor Glave.

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