El COVID y la regla


Resultados preliminares sobre las vacunas y la menstruación 


Hace unos días recibí un mensaje en mis redes sociales: “Ale, recuérdale a las chicas que si van por su tercera dosis, no se asusten si hay cambios en su regla”. A pesar de ser alguien que evita usar pantalones claros cada 28 días, no había vuelto a pensar en la posible relación de las vacunas del COVID-19 con la menstruación desde hacía meses. Pero no todas hemos tenido la misma experiencia. Algunas solo nos enteramos por las redes, o hablando con algunas amigas, que la vacuna les había alterado el periodo. Otras tuvieron que hacerse la prueba tras vacunarse, pero no de antígenos ni molecular, sino la de embarazo, porque la menstruación no llegaba. Y por último, otras experimentaron totalmente lo contrario, sangrados más intensos de lo normal. 

En grupos de amigas del colegio y en páginas de redes sociales se ofrece el mismo mensaje de mi preocupada seguidora. “Chicas, no se asusten”. Los científicos y agencias de salud nos dan un mensaje similar, pero en lenguaje complejo: aunque la evidencia actual no indica una relación directa entre la vacuna del COVID-19 y los cambios en la menstruación, cambios temporales pueden esperarse en el primer o segundo ciclo posterior a la vacunación.

Ambos mensajes son correctos. La evidencia de los primeros estudios y las anécdotas nos confirman que algunas personas sí han experimentado cambios en sus períodos después de recibir la vacuna. También es cierto que es difícil explicar estos cambios únicamente por las vacunas, puesto que hay diversos factores que pueden influenciar en las hormonas que regulan el ciclo menstrual y que pueden ser impactadas por el ambiente, el estrés o cambios de rutina. Además, lo que se ha observado hasta el momento es que las consecuencias son muy variadas, desde no experimentar ningún cambio a tener la peor regla de tu vida. 

Desde la época en que escribí mi primer artículo sobre las vacunas y la menstruación el tema ha dejado de ser tan desconocido, y hasta se hizo viral en las redes sociales. Las advertencias provenían de grupos de mujeres que se alertaban entre ellas a tomar precauciones por si experimentaban cambios en el período, y también de colectivos que siempre están en búsqueda de nueva información que pueda malinterpretarse para sumarla a sus campañas contra la vacunación. Además, y esto es especialmente importante, también se iniciaron las investigaciones para dar repuesta a la pregunta de si la vacuna afecta la menstruación.

Algunas de estas investigaciones ya están dando resultados preliminares. El pasado jueves se publicó en la revista Obstetrics & Gynecology el primero de los cinco estudios financiados por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH en inglés) para estudiar una posible relación entre las vacunas del COVID-19 y cambios en la menstruación. Según la autora del estudio, se ha observado un aumento no significativo del ciclo, es decir, un aumento entre sangrados de casi un día. ¿Es un cambio? Sí. De un día y temporal, pero es una conclusión que permite comunicar a las mujeres que pueden esperar una variación en la menstruación. 

Para este estudio se usó la información de casi 4.000 mujeres que usaron la aplicación de fertilidad Natural Cycles, de las cuales unas 1.500 no se encontraban vacunadas. Los investigadores siguieron a las pacientes durante tres ciclos antes de recibir las dosis de las vacunas y dos ciclos después de cada dosis. Sin embargo, el estudio también presenta ciertas limitaciones. La más resaltante es que las mujeres que usan esta aplicación son en su mayoría mujeres blancas, con estudios superiores y con una masa corporal por debajo del promedio. Además, las investigadoras indican que ambos grupos, vacunadas y no vacunadas, podrían presentar situaciones de estrés similares, lo cual no refleja la situación de otras poblaciones. 

La respuesta a este estudio ha sido mixta. Algunos medios de comunicación han aprovechado para provocar titulares como “la vacuna afecta tu menstruación”, para luego acotar que es temporal y que este estudio solo ve un cambio de un día. Y en el espectro contrario, otros han intentado ignorar que este estudio no es suficientemente extenso para estudiar a profundidad las experiencias reportadas por miles de mujeres en todo el mundo. En concreto, esta investigación no captura si estas mujeres observaron un cambio en la cantidad de sangrado, cólicos, etc. 

Otro estudio que también ha comunicado sus resultados preliminares es el proyecto EVA, realizado por la Universidad de Granada y el Hospital San Cecilio de Granada. Este estudio se compartió de forma viral en las redes sociales, en especial, un cuestionario realizado por el proyecto que recogió más de 14.000 respuestas. A partir de estas, los investigadores indicaron que el 70% de las mujeres que participaron en la encuesta habían presentado cambios en su regla tras la vacunación. Este resultado, que es preliminar y no ha sido publicado en un artículo científico, se compartió de forma errónea en redes sociales como “70% de mujeres reporta un cambio en la regla después de la vacunación”. En este caso, esta conclusión no es la adecuada,  puesto que no es el 70% del universo total de vacunadas, sino de quienes respondieron la encuesta. Por la viralidad del estudio, es posible que aquellas personas que experimentaron un cambio tuvieran mayor interés por completar la encuesta. 

A pesar de las limitaciones de esta primera parte del estudio, las respuestas brindadas por las encuestadas son importantes porque ayudan a diseñar las siguientes etapas del mismo y otras iniciativas que deben realizarse para estudiar esta posible relación. Este estudio, además, observó a un grupo de 100 mujeres, antes y después de la vacunación, y encontró que un 30% enfrentaba algún tipo de cambio. Es importante continuar las investigaciones a partir de estos dos estudios preliminares, pues ambos presentan limitaciones que debemos considerar antes de llegar a conclusiones categóricas. Posiblemente, lo más resaltante en estos momentos es que la información de las vacunas y las agencias de salud deban incluir que un cambio en la menstruación es posible. Aunque la evidencia actual no es tan determinante, es importante comunicar esta posibilidad y evitar sustos. Y, sobre todo, desconfianzas. 

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