El COVID-19 y el Alzheimer


Posibles consecuencias de la falta de oxígeno 


Olvidar una reunión, dejar la puerta abierta o encontrarse en medio de la cocina sin saber por qué son deslices cotidianos. Sin embargo, estas pequeñas pérdidas de memoria han sido identificadas con mayor frecuencia en ciertos pacientes recuperados de COVID-19. Lo que inicialmente parecían olvidos o confusiones como resultado de meses de confinamiento, son ahora una alerta para investigadores expertos en la enfermedad de Alzheimer y los investigadores los consideran señales de los potenciales efectos neurológicos a largo plazo producidos por el virus del SARS-CoV-2. 

         En el último congreso de la Asociación Internacional de la Enfermedad de Alzheimer, investigadores de todo el mundo presentaron estudios relacionados al COVID-19 y tal enfermedad. Algunas de estas investigaciones se centraron en la recuperación de pacientes con COVID-19, mientras que otras utilizaron inteligencia artificial para identificar posibles similitudes a nivel genético entre el COVID-19 y la enfermedad de Alzheimer. Los principales alcances producidos por el congreso fue conocer cómo el COVID-19 podría potenciar el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer y, también, cómo los pacientes con esta enfermedad son más propensos a contraer COVID-19. 

         El involucramiento de expertos en Alzheimer en estudios de COVID-19 es crucial para comprender cómo su virus afectaría al sistema neurológico. El Alzheimer es una enfermedad extensamente estudiada y con bibliografía detallada sobre síntomas frecuentes, vías metabólicas involucradas y genes relacionados con una mayor probabilidad de desarrollarla. La investigación previa realizada sobre esta enfermedad ha permitido contar con biomarcadores relacionados con el daño cerebral y la neuroinflamación. Estos biomarcadores son proteínas encontradas en la sangre de los pacientes con estas afectaciones. Algunos ejemplos son las proteínas t-tau, NfL, GFAP. 

         Fue precisamente la presencia de estos biomarcadores en pacientes con COVID-19 lo que alertó a los expertos en Alzheimer. En un estudio realizado en Nueva York a partir de las muestras de sangre de 310 pacientes hospitalizados por COVID-19, la mitad de los pacientes presentaron síntomas neurológicos, siendo el más común la confusión. En estos pacientes también se observó una mayor presencia de proteínas como t-tau, NfL, GFAP. La presencia de estos biomarcadores no debería llevar a la conclusión de que los pacientes con COVID-19 desarrollarán Alzheimer. Como precisan los expertos, esta evidencia “sugiere que pacientes que han tenido COVID-19 podrían tener una aceleración de síntomas y patología relacionada con la enfermedad de Alzheimer”. 

         Estudios adicionales realizados en Argentina y en Grecia reportaron que algunos pacientes hospitalizados por COVID-19 presentaron deterioro de las condiciones neurológicas tras superar la enfermedad. En estos pacientes, las características más comunes eran la falta de memoria a corto plazo, la disminución del olfato, afectaciones del lenguaje, entre otras. Combinadas con las investigaciones mencionadas previamente se confirma que el COVID-19 no es una enfermedad que afecta únicamente a los pulmones.

         Estos estudios son también una respuesta al aumento de pacientes que, ya superada la enfermedad, continúan presentando síntomas relacionados con el COVID-19. Para ellos, conocidos como pacientes con COVID largo, la enfermedad no termina cuando se recibe una prueba molecular negativa. Por el contrario, las afectaciones continúan pasada la presencia del virus. La investigación de las afectaciones neurológicas como parte de los posibles casos de COVID largo nos reconfirman que las pérdidas de olfato o de memoria no son solo “anécdotas”. Por el contrario, son señales que deben ser monitoreadas con cautela. 

         Para entender estos síntomas del todo y poder ofrecer terapias de prevención adecuadas, los investigadores también se están enfocando en comprender cómo es que se producen estas afectaciones neurológicas a nivel molecular. Por el momento, no hay mayor evidencia de que el virus ataque directamente a las células del cerebro. Sin embargo, otros estudios sugieren que el virus del SARS-CoV-2 activa vías moleculares cercanas a las que se activan con la enfermedad del Alzheimer, sugiriendo la activación de vías similares. Adicionalmente, se ha encontrado que pacientes con genes relacionados al Alzheimer presentan una menor expresión de los genes antivirales involucrados con limitar la presencia del virus, haciendo a estos pacientes más propensos a contagiarse del SARS-CoV-2. 

         Aunque estos estudios se centran en diferentes afectaciones del COVID-19, son un primer avance para completar la imagen de cómo esta enfermedad podría producir afectaciones neurológicas a largo plazo. Encontrar los marcadores biomoleculares, los mecanismos moleculares y detallar los síntomas son cruciales para identificar a estos pacientes y ofrecer tratamiento y prevención adecuada. Con el avance del tiempo y la evidencia nuestra comprensión del COVID-19 también va evolucionando, como también lo deberían hacer nuestras precauciones y estrategias.

         Hasta la fecha, muchas personas no toman con seriedad al COVID-19. Erróneamente, seguimos catalogando a esta enfermedad como pasajera y que únicamente afecta a personas mayores o con comorbilidades. La evidencia presentada nos indica lo contrario y, adicionalmente, nos informa de otras implicancias, como las neurológicas, que antes considerábamos como anecdóticas. Ante esta nueva evidencia, las estrategias de vacunación deberían acelerarse. Estas investigaciones nos confirman las consecuencias de la falta de oxígeno en nuestro cerebro. Teniendo en cuenta que las vacunas tienen como objetivo principal reducir el número de hospitalizaciones, que son precisamente los casos en donde los pacientes presentan falta de oxígeno, es necesario vacunar de forma más rápida a una mayor parte de la población. A quienes se consideran fuera de riesgo, las nuevas investigaciones les confirman que el riesgo no solo es de desarrollar COVID-19, sino también posibles pérdidas de memoria permanentes.

Comentarios

Aún no hay comentarios. ¿Por qué no comienzas el debate?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Volver arriba