El Archivo de la Nación y un alquiler preocupante


¿Qué piden los expertos ahora que las historias de todos los peruanos peligran?


La semana pasada escribí sobre la preocupante situación en que se encuentra el Archivo General de la Nación, la institución que tiene como función cuidar los papeles de todos los peruanos y peruanas. En dicho artículo me extendí sobre el inminente traslado de aproximadamente 150 millones de documentos a un polígono industrial donde probablemente languidecerán por mucho tiempo, porque, como dice mi colega Magally Alegre, en el Perú no hay nada más permanente que lo temporal.

Gracias al apoyo de muchos interesados y, sobre todo, de los periodistas que compartieron lo que está sucediendo, esta semana mi gremio ha comenzado una campaña de información a la ciudadanía. Empecemos entonces por lo primordial: ¿qué es un archivo como el AGN y por qué importa? Una persona que leyó el artículo comentó preocupada que con este traslado posiblemente no tenga acceso a los documentos de la llegada de sus antepasados al Perú que tanto necesita para tramitar una nacionalidad. Esta es una de las razones más básicas: en el AGN se custodia información que puede hacerle la diferencia a las personas que buscan hacer un trámite. Además, Manuel Burga también nos recordó que el Archivo, entre otros tipos de documento, alberga los papeles de libertad de los esclavizados y esclavizadas. Es con ese tipo de documentos donde podemos entender cómo eran las vidas de nuestros antepasados que no eran parte de las élites del país.

Se trata, pues, de un repositorio que a todos nos debería de importar, pero, como escribí la semana pasada, lleva décadas postergado. Mi relación con el Archivo comenzó hace unos treinta años, cuando era estudiante de Historia y poco a poco fui conociendo su funcionamiento y sus dificultades, y en ese trance tuve la oportunidad de encontrar documentos que hicieron la diferencia en mis investigaciones.

Cuando hice mi doctorado visité no solo el AGN, sino varios archivos regionales, así como otros archivos públicos y privados en el Perú y una variedad de países. Con mis años de investigadora a cuestas puedo decir que he tenido la oportunidad de observar muchas maneras de gestionar los papeles públicos, como en México, donde se convirtió una antigua cárcel en archivo , o como el Archivo General de Bolivia en Sucre, que ya en 2007 era una envidia para quien lo visitara, moderno y ya avanzando en su proceso de digitalización.

Mientras tanto, ya entonces en el Perú la situación de los archivos era tan grave que el Archivo Colonial se tuvo que mudar temporalmente a la sede del antiguo Correo, donde está desde hace casi veinte años en un edificio a punto de derrumbarse. En todos estos años he tenido relación con muchos jefes institucionales del AGN, algunos a quienes conocí en la facultad de Historia y otros que venían, como el jefe actual, de la carrera de Archivística; algunos mejores gestores que otros, pero todos con el afán de mejorar la situación de una institución con muchísimas carencias.

A la par de mi labor como investigadora, también me ha tocado gestionar e impulsar proyectos de digitalización con el apoyo de la Biblioteca Británica, no solo en el AGN sino en muchos de los archivos regionales. Así, he visto cómo la situación de estos es muy variada y ha ido cambiando en la medida en que los gobiernos regionales han decidido invertir en ellos. (Es esperanzador que el Archivo de Puno cuente con modernas instalaciones, cuando en el pasado no era más que cajas arrumadas con ratas que les pasaban encima. El proceso es desigual, pero avanza, y el próximo Archivo moderno será el de Tacna).

Pero volvamos al AGN. Ya hemos hablado sobre los problemas que le ocasionaría a los ciudadanos su mudanza,  ¿pero qué les preocupa a los expertos de este traslado supuestamente temporal a un polígono industrial? 

Son varias las cosas que nos tienen consternados.

La primera y más sencilla: ¿por qué mudarse a un lugar alquilado por un tiempo indefinido? Cualquier persona que está por construir una casa nueva tiene que pensar que es posible que tenga que gastar en alquilar un lugar temporal, ¿pero a quién se le ocurre alquilar un lugar sin saber por cuánto tiempo será? ¿O aventurarse a hacerlo indefinidamente cuando ya se tiene la partida para construir una casa nueva?

Nos preocupa también que sea una empresa privada la que se ocupe del traslado, ocasionando un gasto millonario que podría usarse en la construcción del local. En el 2019 el Estado peruano le asignó 200 millones de soles al Archivo para la construcción de un local, además de 32 millones para los estudios técnicos. Según mis fuentes del Ministerio de Cultura, el proyecto está detenido en la ejecutora 8 y lo único que falta es la voluntad política para que se inicie la construcción, pues ya se han saneado los demás temas, aunque el costo ha aumentado a 400 millones de soles.

Lo que pedimos, sobre todo, es transparencia: saber en qué se está gastando el dinero y en qué se piensa gastar. Y también que los papeles no se trasladen temporalmente a ningún lado hasta que se construya el local. De momento, todos los esfuerzos deben estar enfocados en asegurarse que el terreno que se tiene en Pueblo Libre y los planos que ya existen se utilicen.

Recordemos que el moderno local de la Biblioteca Nacional en San Borja existe, en parte, por la campaña que se hizo desde la ciudadanía —se llamaba “un sol por la biblioteca”— y que si bien ese dinero no fue suficiente y el Estado puso la mayor parte de los fondos, lo que esa campaña logró fue convencer a un gran número de ciudadanos que debían participar en aquel proyecto.

Toca ahora organizarnos como “los amigos del Archivo” y presionar por la construcción del nuevo local. Convirtamos esta crisis en una oportunidad y busquemos la manera de sacar algo positivo de este momento aciago y que sea este el gran emblema que conmemore nuestro Bicentenario.

Estamos a tiempo. 


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2 comentarios

  1. Victor

    ¿Hay manera que dichos archivos se ubiquen temporalmente en biblioteca de San Borja, es grande y solo es de uso exclusivo hasta que se construya la nueva sede de archivamiento?

  2. Magno Eduardo Collazos Miranda

    Estimada Nat, si se ha iniciado el procesos, con la publicación de las bases para la contratación directa, y encontrándose en estado público esta información, la Contraloría General de la República a través de la Sub Gerencia de Cultura podría iniciar una acción de control, denominada orientación de oficio y/o visita de control, a fin de evaluar los riesgos en la contratación de dicho inmueble. La contratación directa obedece a que hay un sólo proveedor que cumplir con las necesidades y finalidades de la contratación, por ello, es excepcional al principio de libre concurrencia de otros proveedores, en un concurso abierto y transparente. Habría que verificar si el inmueble a contratar reúne las condiciones y normas técnicas para la conservación de este valioso acervo documentario, patrimonio cultural de la nación, y exigir las mejores prácticas y estándares internacionales en el traslado y manejo de esta documentación. La participación ciudadana y la veeduría social son fundamentales para monitorear este proceso, así como la academia colaborar con la Contraloría. De encontrarse riesgos que desencadenen en daño al acervo documentario, previamente comunicados al MIncul y de persistir con la contratación, ello generaría responsabilidades legales ulteriores.

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