Algunas ideas sobre cómo preparar cartas de recomendación
Todo año nuevo suele venir con sus rituales y prácticas: la cuenta regresiva de la medianoche, los fuegos artificiales en el cielo, las prendas amarillas. Para mí también significa crea un nuevo fólder virtual en mi computadora para todo lo que vendrá en mi trabajo en la universidad: clases para preparar, textos académicos por escribir, charlas que dictar, y también cartas de recomendación para mis estudiantes, actuales y previos. Me sorprendí al notar que tan solo en el 2023 escribí más de cuarenta.
Pero antes, viajemos un ratito al pasado: cuando era estudiante, estas cartas fungían más que todo como simples constancias. Tenían un estilo corto y escueto para ‘dar fe’ de que fulanita o fulanito había tomado tal o cual clase con tal profesor/a. Es más, solían terminan con la frase ‘esta carta se hace a solicitud del interesado para los fines que crea conveniente’. Casi, casi como si se tratara de un certificado de vacunación. A través de los años, la vida profesional se ha vuelto más competitiva y se siente imperioso ofrecer más ángulos para el perfil del postulante. Así, se preparan currículos más dinámicos y las referencias también deben ser más detalladas. Y, por supuesto, no solo están los puestos laborales, sino las pasantías o prácticas preprofesionales, las becas y los estudios de posgrados en el país o en el extranjero. Para todo eso también se piden cartas de recomendación.
Al escribir las cartas necesito ser efectivo: no puedo demorarme mucho, pero también es requerida cierta inspiración, ya que mi estudiante busca presentar una postulación única que se enmarca en alguna narrativa en particular. Si postula a una pasantía, tal vez explicará cómo sus actuales estudios han construido una pasión particular por ciertas labores o industrias. Si postula a la escuela de Medicina, tal vez indicará en su ensayo de motivación una anécdota en donde experimentó o vio qué tan crítico era contar con profesionales en su región o su ciudad de origen. Y si es una beca de investigación, quizás explique cómo explorar ciertas ramas del saber puede ser para el estudiante una oportunidad para expandir su entendimiento de la sociedad.
A la vez que reflexiono sobre cómo escribo estas cartas, también pienso que, dada cierta experiencia, podría compartir breves pautas para maestros, supervisores o estudiantes que requieran enfrentar este trámite. Lo primero es obvio y no tanto: aceptar la escritura de una carta implica apoyar al postulante desde las experiencias compartidas mutuamente sin ninguna mezquindad del lenguaje. Si la persona fue una gran estudiante, entonces que no nos dé miedo usar la palabra ‘brillante’, y acompañar aquel adjetivo de un ejemplo concreto: sus participaciones en clase, un trabajo final notable, o un proyecto en el que ambos pudieron colaborar durante un tiempo específico. Lo segundo es que apoyar no significa ocultar: es decir, resulta valioso indicar con amabilidad un par de puntos en donde hay oportunidad de mejoría y crecimiento del estudiante. Como tercer punto, sugeriría mencionar algunos aspectos personales del estudiante que podrían ser útiles para los evaluadores: madurez, responsabilidad, honestidad, iniciativa, creatividad, indicando momentos en los cuales pudo percibirlos. Tal vez lo cuarto y último es entender que muchas veces estas cartas son escaneadas por software o inteligencia artificial (ya sea mediante plataformas tipo LinkedIn o similares), así que si incluimos ciertas palabras claves que se usan en la descripción de trabajo, pasantía o beca, puede que eso les ayude a pasar el primer filtro de selección.
Por supuesto, lo más crucial en este proceso es lo que el postulante puede ofrecer y compartir, pero como recomendadores también es importante entender mejor el rol que cumplimos al escribir estas cartas. Una idea final: en medio de tanto trabajo es difícil expresar el aprecio hacia nuestros estudiantes por permitirnos la oportunidad de ejercer nuestra vocación educativa, y de pronto, pienso, que estas cartas son una de las pocas oportunidades que tenemos para dejarles saber lo mucho que también nos inspiran para seguir adelante y lo mucho que admiramos de ellos.
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Solo una vez, un genial profe escribió una carta de recomendación cuyas palabras guardo hasta el día de hoy. No solo sirven para el desarrollo de nuestra carrera, sino para hacernos saber que no estamos solos.