¿Cuánto leerá el 2024?


Unas recomendaciones para los meses venideros 


Alejandro es escritor y diplomático peruano. Ha sido director de la Biblioteca Nacional, ministro de Cultura, y ha desempeñado funciones diplomáticas ante Naciones Unidas en Ginebra y la Embajada del Perú en Chile. Es autor de los libros Peruanos IlustresPeruvians do it better, Peruanas Ilustres, Historia (o)culta del Perú, Biblioteca Peruana, Peruanos de ficción, Traiciones Peruanas, entre otros. Ha ganado el Premio Copé de Novela 2019 con Mi monstruo sagrado y es autor de la celebrada y premiada saga de novelas CIA Perú.


La plataforma Goodreads, que permite compartir las lecturas de los libros que uno va haciendo y ver además las recomendaciones de otros lectores, ha enviado a sus usuarios un enlace para colocar una meta de lecturas para el 2024, una forma de mantener vivo el deseo de sumar novelas, ensayos, poesía y otras formas de creación a la bolsa de verdaderos valores que es nuestra memoria. 

Al fijar mi meta pienso que leer un libro a la semana puede ser algo deseable a la vez que realizable, aunque me quedaré sin duda corto para leer lo que de verdad quisiera. Poner un libro por día sería irrealizable y a la vez quizás, hechas sumas y restas, de todos modos, también me sentiría mal con tan pocas lecturas.

No hay que preocuparse tanto, apenas comienza el año, así que prefiero hacer ahora una breve revisión de lo leído el 2023 para que los que quieran tener algunas recomendaciones, sin necesidad de entrar a Goodreads, los sumen a las muchas listas compartidas por las redes sociales y que ayudan a descubrir libros y autores (debo advertir que algunas de las lecturas las hice para culminar mi maestría en Literatura Comparada, de modo que debe haber un sesgo allí). 

Entre los libros peruanos me gustaron Le dedico mi silencio, la que será la última novela de Vargas Llosa. Pero como decía alguien, será la última, pero puede ser también la primera para un lector que no lo conoce o desea releerlo. Yo mismo redescubrí este año Conversación en la Catedral, que fue una novela enteramente distinta a la que leí cuando era un joven de Estudios Generales Letras en la universidad, aunque estoy seguro de que la admiración en mi lectura de 2023 y la de hace treinta años fue la misma. En este caso, mi mirada se centró por razones académicas en el “secreto” —o más bien los secretos políticos, familiares, sexuales— que esconde la familia Zavala y el poder corrupto del Perú de la dictadura odriísta, pero no dejé de sorprenderme por la calidad narrativa y la técnica magistral de nuestro Nobel.

Entre otros peruanos pude leer las muy buenas obras de Rafael Dumett, Renato Cisneros, Juan Carlos Ortecho, Enrique Planas, Leonardo Caparrós, Guillermo Niño de Guzmán, a nuestro Premio Alfaguara Gustavo Rodríguez, a Linda Lema, Katya Adaui, y por supuesto me quedan muchísimos pendientes, de entre los que espero sobre todo leer a Carlos Yushimito, Claudia Ulloa, Carlos Freyre y Johann Page, además de ponerme al día con la poesía, mi mayor pendiente de un 2023 dedicado casi exclusivamente a la narrativa. 

Entre los escritores latinoamericanos que más recuerdo ahora, leí a Juan José Saer, Luis Guzmán, Diamela Eltit, José Donoso, Martín Kohan, Jorge Montealegre —Frazadas del estadio Nacional, un texto escalofriante sobre la memoria en la dictadura chilena—, Ricardo Piglia, Mariana Enríquez, Manuel Puig, Rubem Fonseca, entre otros. Pero, curiosamente, las dos novelas que más me impresionaron las leí en inglés, el idioma en que fueron escritas originalmente por Hernán Díaz y Benjamín Labatut, argentino y chileno respectivamente. Trust Maniac son dos novelas notables que, a su manera, reescriben la historia del dinero y de la ciencia en el siglo XX, dos de los principales motores del desarrollo humano, pero que, al mismo tiempo, como si hubiera algo fatal en su propia existencia, hace que los hombres que las protagonizan se enfrenten fallidamente a sus miedos, sentimientos y, sobre todo, terminen dañando a las personas más cercanas que los rodean. 

Y entre clásicos de todo el mundo, finalmente, solo me queda recomendar a Jon Fosse, ese gran descubrimiento que nos ha traído el Premio Nobel; Todos los hombres del rey de Robert Penn Warren, un clásico de la política y la corrupción norteamericana; al extraordinario novelista húngaro Sandor Marai; al italiano Dino Buzzatti; a la norteamericana Ottessa Moshfegh; a Ted Chiang, el mejor escritor de ciencia ficción de nuestros días; y al Jorge Luis Borges que siempre aparece por todas las bifurcaciones y senderos vitales.

Algo que estoy seguro cambiaré en este 2024 es la cantidad de teoría que llena mis estantes y que el año que dejamos tuve que leer para ponerme al día con las exigencias propias del estudiante (eterno). Intentaré cambiarla por mi propia escritura, pues tengo proyectos en mente, aunque quizás lo mejor sería —viendo los tiempos que tenemos por delante— hacerlo por poesía. Estoy seguro de que al final del año, al hacer mi recuento, habré encontrado más lecturas, nuevos descubrimientos y sentiré seguramente que, pese a todos mis esfuerzos, la literatura, como siempre, fue más.


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