Nuevos trastornos colectivos producidos por las redes
Los virus nos infectan con un solo objetivo: reproducirse. Dentro de nuestro cuerpo los virus son capaces de producir millones de copias que infectarán a otros para asegurar su sobrevivencia y, de cierta forma, los videos virales también dependen de su capacidad para multiplicarse y producir nuevas copias. Por ejemplo, esta semana todas nuestras redes se vieron infectadas con los videos de una chica peruana que narraba la estadía de su #EnamoradoDeEstadosUnidos. El éxito de este viral no solo se explica por lo surreal que es, sino también porque da lugar a reinterpretaciones como #MiEnamoradoDeVillaElSalvador o la versión estelar de Keiko y Mark Vito.
Sin embargo, no todo lo que se copia en las redes sociales produce risas o se convierte en aplaudidas parodias. Desde hace algunos años, la comunidad médica ha identificado cómo las redes sociales influyen en la aparición de nuevas enfermedades o patologías.
El último caso que ha llamado la atención de los médicos ha sido el aumento de tics en los adolescentes. Especialistas de diversos países han notado un mayor número de pacientes con síntomas similares a los del síndrome de Tourette, un trastorno neurológico que se caracteriza por tics motores y fónicos constantes en el tiempo. Sin embargo, estos nuevos casos presentan algunas diferencias, como aparecer repentinamente y tener movimientos más intensos. Otra característica que llamó la atención es que muchas de las adolescentes usan las mismas palabras o acentos de otros países que han incorporado a través de TikTok.
El síndrome de Tourette se describió por primera vez en 1885, más de cien años antes de que TikTok apareciera. Además, no todas las personas que actualmente tienen esta condición usan TikTok, ni todos los usuarios que consumen estos videos desarrollan tics, por lo que los expertos son cuidadosos al trazar una línea entre ambos eventos, pero sin minimizar los casos.
El aumento de casos es real, así como los síntomas que presentan las pacientes. Los primeros estudios realizados coinciden en que el estrés es un factor determinante. Estas adolescentes no se inventan tener síndrome de Tourette para no ir al colegio, o para tener algo que las diferencie del resto: la mayoría ha sido diagnosticada con depresión o ansiedad y los expertos barajan la hipótesis de que los “TikTok tics” podrían ser la manifestación física de condiciones de estrés que se ha visto exacerbada por la pandemia.
Mirando la situación desde otra perspectiva, los expertos también consideran la posibilidad de que las redes han ayudado a identificar estos casos, y no a provocarlos. Las redes sociales son usadas por muchos pacientes o colectivos de pacientes para compartir su experiencia, intercambiar consejos y ayudar a desestigmatizar las enfermedades que les han diagnosticado. En este proceso, también se han convertido en canales de información que ayudan a otros a identificar síntomas y buscar tratamiento adecuados.
Por las diferencias entre los TikTok tics y el síndrome de Tourette, algunos expertos se han inclinado por la posibilidad de que la primera se trate de una enfermedad psicogénica de masas (MPI), un fenómeno psicológico que afecta a un grupo de la población. Evidencias de estos eventos existen desde la edad media y de diversos tipos. En Wikipedia podemos encontrar referencias a casos de histeria colectiva, como la epidemia de risa de Tanganyika, en la cual un centenar de adolescentes no paró de reírse durante horas o días y ocasionaron una risa contagiosa en parte de la comunidad que afectó a otros colegios durante meses. O el caso de Le Roy en Nueva York, muy similar al de los TikTok tics, donde una docena de niñas de una escuela también desarrollaron síntomas similares al síndrome de Tourette. O nuestro caso nacional, que solo llegó a llamada de atención, cuando Essalud alertó sobre una posible histeria colectiva por la suspensión de Paolo Guerrero en los meses previos al mundial.
La diferencia entre aquellos casos y los TikTok tics es que los grupos que formaban parte de la enfermedad colectiva solía compartir un espacio físico, lo cual no es el caso de los TikTok tics. Estudios como “¡Para! No es Tourette, pero sí un nuevo tipo de enfermedad psicogénica de masas” concluyen que estos casos son una enfermedad colectiva online, ya que los “contagios” no se dan en ambientes como el de los colegios o lugares de trabajo, sino entre usuarios de comunidades de internet que se pueden encontrar en cualquier parte del mundo.
La aparición de casos como los TikTok tics —o la enfermedad psicogénica de masas— ha hecho que muchos duden de aquellas personas que deciden compartir información sobre sus condiciones médicas online. Aunque el objetivo es desenmascarar a quienes inventan síntomas o enfermedades complejas, los detectives de farsantes también han pasado a ser la enfermedad en lugar del remedio.
En redes como Reddit podemos encontrar espacios como r/illnessfakers o r/fakedisordercringe, donde los usuarios se obsesionan con determinados influencers que comparten detalles sobre sus enfermedades, pues sospechan que son falsas. Los supuestos farsantes tienen el síndrome de Munchausen, una condición psicológica que hace que una persona imite tener una enfermedad, o diga que otra persona tiene una enfermedad cuando no la tiene. En los últimos años, adicionalmente, se ha empezado a usar en internet el término Munchausen para determinar cuando estos casos se dan principalmente en redes sociales.
Si bien algunos casos de Munchausen han llevado a estafas en la web, como ventas de productos o colectas para tratamientos de una enfermedad que nunca existió, sitios como r/illnessfakers se han convertido en verdaderas redadas donde los usuarios analizan cada publicación que estos influencers realizan para cuestionar si una persona con determinada enfermedad estaría “comiendo esa comida”, o “yendo a esos lugares”, hasta alcanzar niveles tóxicos de persecución. Ante estos casos, los expertos señalan que los pacientes que presentan Munchausen por internet tal vez no tengan la enfermedad que dicen tener, pero que, sin duda, sí pueden presentar alguna condición que los lleva a fabricar estas situaciones, la cual se agrava al estar expuestos a este nivel de escrutinio.
El uso de nuevos términos, como enfermedad psicogénica de masas online o Munchausen por internet, no son caprichos técnicos: nos ayudan a comprender cómo las interacciones online producen escenarios que requieren de nuevas investigaciones médicas, especialmente, por la escala en que se presentan estos casos a nivel mundial, lo cuál puede complicar sus diagnósticos puesto que se analizan como casos individuales, cuando en realidad tienen un origen común en las redes.
Sin embargo, en estas nuevas realidades también vemos la repetición de patrones del pasado. En la búsqueda de los farsantes de enfermedades, los usuarios de internet también reafirman ideas de lo que se considera como persona enferma, o sobre cómo consideramos que estos pacientes deben comportarse. Al minimizar la aparición de cuadros como los TikTok tics, caemos en repetir mitos de que la salud mental es una cosa y la física otra, cuando en realidad ambas son parte de nuestro bienestar total.
Por último, los farsantes y los nuevos términos nos llevan a cuestionarnos si las redes deben ser espacios de conversación para pacientes, familiares y médicos sobre determinadas condiciones médicas, pero la realidad va demostrando que nuestras estrategias de salud pública podrían ver a las redes como aliadas, y no como enemigas con carga viral.
El ejemplo del «contagio» de términos propios de otros países es innegable (lo menciono por ser bien claro), pero no porque las redes lo causen, sino porque es parte de la interacción entre grupos humanos… Ya lo ha hecho la TV, y en mayores, con las telenovelas y películas (de los 50 incluso)… Y en el mismo colegio cuando uno empieza a acudir a ellos.
Sigo pensando que las redes no causan, sino que descubren o muestran o son efecto de lo que ya estaba, y me gustaría que sea lo que , esperanzado, leo al final, «…pero la realidad va demostrando que nuestras estrategias de salud pública podrían ver a las redes como aliadas, y no como enemigas con carga viral.»
Saludos
Y más aún cuando las pantallas son las clases, las fiestas, los medios de comunicación..etc! Gracias por leernos Lucho, Saludos, ARL
Interesante, pero no hay ninguna cita o referencia de los estudios que se indica -.-