Cosechando tempestades


Tenemos un serio problema de xenofobia. Y se pondrá peor


El sábado en la noche, Oswaldo estaba entregando un pedido de comida en la dirección que le indicaba la aplicación en su celular. No sabía que en segundos estaría en riesgo de perder la vida. El único motivo: ser venezolano. “¿Tú crees que porque los venezolanos matan a los peruanos, te voy a tener miedo?”, fue la pregunta que le hizo su agresor, la persona que hizo el pedido, mientras disparaba un arma al aire y luego le apuntaba a la cabeza. Oswaldo se salvó de milagro.

            La noticia llegó a las redes sociales a través de los medios de comunicación. “Sujeto dispara contra repartidor de Rappi que entregaba pedido en San Isidro”. La publicación en el Facebook de La República recibió 174 reacciones de sus seguidores. 83 de ellas fueron “me divierte”. 48 “me gusta”. Solo 34 “me enoja”.

            Los comentarios a la nota son de horror: “República, no hay noticias más importantes como los niños que están muriendo de hambre en provincias…?”. “La mayoría de repartidores son venezolanos y con la fama que tienen hay que estar prevenidos cuando hagan sus pedidos”. “Y para cuándo publican las marchas contra los delincuentes venezolanos?”. “Este video está trucado es falso son ladrones” (sic).

            Y este caso no es la excepción. Si uno revisa el creciente número de noticias sobre discriminación hacia migrantes venezolanos, esta historia se repite en los comentarios. 

            Hay que decirlo claramente: el Perú tiene un serio problema de xenofobia. Sí, el país que tiene más de 3 millones de peruanos viviendo fuera (para darnos una idea, ningún departamento en el Perú, salvo Lima, tiene una población mayor a esa cifra). El país que tuvo gran migración interna a causa de la violencia del terrorismo. Ese mismo país.  

            Lamentablemente, los medios de comunicación han sido protagonistas para llegar a este preocupante escenario. En su libro No hemos entendido nada (Debate, 2018), el periodista Diego Salazar tiene un capítulo titulado “Venezolanos en Perú: La xenofobia nuestra de cada día o cómo los medios han renunciado a sus responsabilidades editoriales”. Salazar documenta cómo las ediciones digitales de nuestros principales diarios publicaban notas que buscaban resaltar el conflicto entre migrantes venezolanos y ciudadanos peruanos, basándose en videos o comentarios hechos en redes sociales, sin cumplir con estándares mínimos de cobertura periodística. Sin cruzar fuentes, sin verificar la información y, en muchos casos, sin que quedara claro cuál era el interés público detrás de la nota. Dos ejemplos recogidos por Salazar: “Venezolanos tras probar chicha morada: ¡Sabe horrible! (video)”, “Facebook: venezolana llama ‘poco agraciados’ y ‘una mutación’ a los peruanos”. También encontramos notas sobre cómo los venezolanos le quitarían el trabajo a los peruanos.

            A lo señalado por Salazar hay que sumar las noticias policiales que destacan la nacionalidad de los delincuentes, que han ayudado a crear la percepción de una crisis de seguridad generada por la migración, cuando las estadísticas muestran que no es así. Como señala la profesora experta en temas de migración, Feline Freier, “el Migration Policy Institute (MPI) encontró que los inmigrantes venezolanos en Perú y en Chile cometen considerablemente menos crímenes que la población nacional. En el Perú, durante 2019, la tasa de criminalidad de los inmigrantes venezolanos fue menor a su proporción poblacional: 1,3% del total de presos eran extranjeros (de todas las nacionalidades), mientras los venezolanos representaban el 2,9% de la población”. Cualquiera que se guíe solo por las noticias pensaría lo contrario a lo que la evidencia refleja.

            Como bien señala la profesora Freier: “Narrativas discriminatorias, como la criminalización de los venezolanos, no solamente son empíricamente falsas, sino también peligrosas. Por un lado, incrementan el miedo, la xenofobia y la violencia. Por el otro, desvían la responsabilidad política”. 

            Precisamente esto es lo que se ha visto a nivel político. El Ejecutivo insiste con una política migratoria que aparenta ser de “mano dura” pero que no funciona, y lo único que genera es violencia en la frontera, aumentando gravemente las posibilidades de tráfico de personas y corrupción. El Congreso tampoco ha sido capaz de reaccionar más allá de los proyectos de ley xenófobos e inconstitucionales de algunos de sus integrantes.

            Y a nivel de candidatos a la presidencia y el Congreso, el panorama no mejora. O hay un conveniente silencio, o un discurso inflamado que alimenta la xenofobia. Se sigue pensando la problemática desde lo policial y no desde lo social. La migración venezolana es, en verdad, un desplazamiento forzado debido a una crisis humanitaria sin precedentes en América Latina. Se acerca más al fenómeno de refugiados generados por la guerra en Siria que a los procesos de migración a los que estamos acostumbrados en la región (como el medio millón de peruanos en Estados Unidos o los 205 mil en Chile). Es clave tener esto en cuenta y cambiar el enfoque para encontrar salidas efectivas y sustentadas en evidencia, que beneficien tanto a los migrantes como a la sociedad en su conjunto, como el camino que ha anunciado Colombia recientemente.

            ¿Escucharemos propuestas serias sobre este tema en el proceso electoral? 

            Seguimos sembrando vientos pese a que ya empezamos a cosechar las tempestades. Lamentablemente, casos como el de Oswaldo se repetirán con horribles consecuencias. ¿Cuánto odio seguiremos permitiendo antes de reaccionar?

6 comentarios

  1. Diana Cordova

    Concuerdo totalmente. Es una lastima que los medios de comunicación manipulen a la población y más lamentablemente aún leer comentarios llenos de odio y xenofobia. Claro que hay venezolanos delincuentes pero no podemos generalizar a todo un pueblo ya que hay mucha gente trabajadora. Aquí quien no está haciendo bien su trabajo es el estado.

    • José

      El día que vivas un día en zonas marginales dejarás de lado tu pose inmigrante friendly.. Te quejas que la prensa no cruza fuentes y te la pasaste buscando desaparecidos en tv nacional que nunca estuvieron desaparecidos.

    • Jorge

      Señor, deje de escribir tanta estupidez junta. Este problema se venía venir hace como 3 años. El Perú no está en la unión europea, usted y los que lo apoyan viven de espaldas a una realidad que no conocen y por lo cual no tienen ninguna autoridad moral para hablar. El día que usted sea habitante de un barrio del cono norte o sur de Lima, que ve como sus medianamente tranquilos barrios hoy son intransitables, donde viven hoy proxenetas, prositutas, gente violenta en todas sus formas. Ud señor De Belaunde en la zona residencial donde vive, no toleraría ni tiene la más mínima idea de lo que se vive afuera de su burbuja. Por personas como usted, con ese discurso flacido, endofobico, que poco le importa lo que padecen millones de peruanos a causa de la gran delincuencia venezolana es que estamos hoy por hoy en un espiral de violencia.

  2. Diego JP

    Alberto, qué bien me viene leer tu artículo cuando justo en estos días tuve una conversación con mis padres sobre lo que ocurre en la frontera y los migrantes haitianos. Muy difícil hacerles entender que su posición de mano dura con los »ilegales» no da ninguna solución y que se trata de un tema humanitario muy complejo. La conversación acabó cuando pregunté por un tío que sigue de ilegal en USA hace 30 años más o menos. No sé si fue el mejor cierre pero sí que los llevó a reflexionar alguito.

  3. ivan montoro

    Las fronteras son políticas pero el territorio son de comunidades y estas tiene su propia moral, obviamente si ven violentada su realidad pues vana reaccionar, a todo esto creen que lo que encuentran estos pobre inmigrantes es humano, lo dudo. De lo que sí estoy seguro es que alguien se está beneficiando de todo esto.

  4. Nilo Espinoza Morales

    Los colegios solo para hijos de Militares es Xenofobia, es ser marginados?
    Las calles que son cerradas por las personas que no quieren que nadie entre a su cuadra es marginación?
    Ahora, si yo tengo sexo desenfrenado y muy libremente con quien yo desee y cuando desee, luego me da SIDA, puedo EXIGIR al Estado que me entregue de por vida mis pastillas y medicina porque adquirir la enfermedad y salgo cada 1 de diciembre a protestar. Igual para el Alcohólico que me den medicina y me hagan trasplante de riñon urgentemente antes que otros y me atiendan en el Hospital gratis, bueno puedo seguir dando muchos ejemplos mas…

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