Una muestra artística reaviva el debate y levanta polvaredas
‘Racismo’ y ‘restitución’ son las palabras que fueron censuradas de la muestra que presenta Sandra Gamarra en Madrid. Excluida del Festival de la Hispanidad 2021 que se celebra en la capital española, cuesta creer lo difícil que sigue siendo para muchos en la península aceptar la compleja realidad del colonialismo, el rol que tuvo España en el mundo, y el legado del poscolonialismo. Si bien la muestra de Gamarra es provocadora y lleva a que el espectador se cuestione una serie de supuestos sobre la raza y el mestizaje, no es de manera alguna un ataque frontal sino una sutil exploración de una relación que, históricamente, se ha basado en la desigualdad.
Gabriela Wiener relata en su columna de opinión en el Diario.es cómo una muestra que había sido aprobada con un enfoque que denuncia el racismo y reclama la restitución por la comunidad de Madrid en octubre del 2019, durante la administración de Marta Rivera de la Cruz y de Isabel Díaz Ayuso, se vio atacada por estas dos mismas políticas. En gran parte porque en los últimos meses ambas se han movido cada vez más a la derecha. En el caso de Rivera de la Cruz, quien organizó el Festival de la Hispanidad, el cambio ha sido claro, ya que ha dejado Ciudadanos para formar parte del Partido Popular; mientras que Díaz Ayuso, que siempre fue miembro del PP, ahora gobierna Madrid con su partido y los aun mas conservadores y nacionalistas representantes de Vox.
No se trata tampoco de un episodio aislado. En su reciente gira por los Estados Unidos Díaz Ayuso ha llamado al indigenismo “un nuevo comunismo”, y ha denunciado al presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador de “deshacer el legado de España y de promover ese indigenismo”. La presidenta de la comunidad de Madrid hace una defensa cerrada al hispanismo.
Díaz Ayuso ha criticado también al papa Francisco por el mensaje de disculpas que mandó a los obispos mexicanos con ocasión de la conmemoración de los 200 años de la Independencia. Como lo reportó el periódico británico The Guardian, en su carta el pontífice dijo que era importante reconocer los errores del pasado, y que por eso que pedía perdón por los pecados personales y sociales o de omisión cometidos en el proceso de evangelización. A esto, la posible futura líder del Partido Popular respondió que le sorprendía que un católico que habla español se refiera de esa forma al legado que había llevado la civilización y libertad al continente americano.
Esta es una visión del hispanismo que sigue presente y vigente, no solo en España sino también en muchos países de Hispanoamérica. Fue la manera de ver la Conquista que promovió Francisco Franco y que todavía caracteriza la forma de ver el mundo de un sector importante de la población, usualmente aquellos que han obtenido mayores ventajas del sistema.
Este debate cobró gran fuerza durante la conmemoración de los 500 años de la llegada de Cristóbal Colón a América. En 1992 España se encontraba en la cresta de la ola, con más de una década de regreso a la democracia y celebrando ese ‘gran año’ con las olimpiadas de Barcelona y la Expo Universal en Sevilla. Mientras, sin embargo, el PSOE, encabezado por Felipe González, no defendía el hispanismo de una manera tan cerrada, y más bien buscaba posicionar España como la mediadora natural entre la Unión Europea y los países hispanoamericanos, sin entrar en muchos detalles sobre el complejo legado del colonialismo.
Pero esto no fue posible porque en 1992 los pueblos indígenas de toda América utilizaron las efemérides para levantar su voz de protesta y exigir que su versión de la historia fuera tomada en cuenta; que la “larga noche de los 500 años” sea entendida con toda su violencia y desigualdad. Ese año ganó el premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchu, y voz se convirtió en la de millones en busca de reconocimiento, justicia y reparación. Esto hizo posible que la visión crítica de la Conquista tuviera más asidero, y tal fue su éxito que el 2007 José Saramago, el escritor portugués ganador del Nobel de Literatura en 1998, se preguntara cómo sería la historia de América escrita por los indígenas.
Ahora que estamos conmemorando las independencias y, en el caso de México, también los 500 años de la conquista de Tenochtitlán, volvemos a los mismos debates, y queda claro que el tomar partido por los indígenas y cuestionar el rol de los españoles sigue siendo problemático para algunos, como la presidenta de la comunidad de Madrid.
El arte es siempre un espacio para hacer las preguntas incómodas, y eso es lo que hace Sandra Gamarra. Lo hace en Madrid y en Lima también, donde exhibe la muestra Producción/Reproducción en el MALI, que es también muy crítica sobre la visión del mestizaje.
La mejor manera de responder ante este tipo de censura es ver arte, es hacer preguntas.
Usted, Natalia Sobrevilla, tiene que haber leído la siguiente, reciente, entrevista a Martín Caparrós.
https://www.zendalibros.com/martin-caparros-en-america-latina-somos-pura-mezcla/
Allí dice, por ejemplo, que no es verdad, como se pretende hacer creer (por el gobierno actual, «de los profesores», que usted apoya, por ejemplo), que el mundo prehispánico, si no edénico haya estado próximo a ello. No es verdad eso. Se vivía como en el resto del mundo se vivió en la edad correspondiente: Desapariciones de pueblos (chancas, huancas, chimús, etc. ) por el invasor imperialismo Inca.
Cuestionamientos a los conquistadores españoles seguro que cuantiosos puede haberlos, pero igual haría yo, por ejemplo, con respecto a mis ancestros Chimús por los Incas… Y lo hago acá, ¡Los cuestiono!
Y siento alivio…
Y mientras tanto seguimos con la pandemia, con la economía preocupante, con Bellido…
Es probable que usted hable y escriba en runasimi, es probable que usted tenga al Inti como dios, que viva en Ayllus… Todo es probable.
Saludos